domingo, 8 de diciembre de 2013

El cielo siempre espera.

         

           Las lunas se desvanecieron suavemente dejando estelas de colores que mis ojos no reconocían. Fuimos testigos de una espectacular luminotecnia que sólo se ofrecía una vez en la vida, y eso, si eras afortunado.

           Brillo de galaxias florecientes, polvo de otras acabadas se mezclaban clandestinos en la inmensidad de lo eterno. 

Y tu y yo allí, desnudos ¡como nunca!.
          Era fácil aceptar el cataclismo rodeados de tanta fantasía.

          Cayeron sobre nosotros velos de sedas irisadas y, con cada roce, nos fuimos transformando en terciopelo cósmico.  

Y tu y yo allí, amándonos ¡como nunca!. 
           Se superpusieron unos sobre otros y, con cada temblor nuestro, matizaron la luz con tal exquisitez y armonía que, cuando todo se tornó en oscuridad, ya no importaban ni el brillo ni el calor. Yo era tu, tu eras yo, y los dos uno con el Universo. 
          Fue la lógica consecuencia a la explosión de tanta belleza.


Ragomance 2013


3 comentarios: