miércoles, 1 de enero de 2014

LUNA VIII


          La luz del día se cuela por las rendijas de la persiana convirtiendo la habitación en una sala antigua de proyección de cine. Mis párpados, perezosos, se resisten a abrirse. ¡Como si todavía estuvieran leyendo para sí los títulos de crédito de la película!


          El aire de las estancia huele a tarima de escenario y a cortinones de teatro.
Pero... ¿Qué pasó aquí anoche?

          Recuerdo, vagamente, que llegaste con una carga inmensa de personajes. Probándotelos todos, uno a uno y desfilando ilusionado ante mí. Preguntando, sin esperar respuesta, cuál te quedaba mejor.
          Madrid, ultimamente, esta acostumbrada a desfiles carnavalescos -alenté- ¡Cualquiera te irá bien!... No temas.

          Después descorchaste la botella de vino que guardabas para las grandes ocasiones y brindamos por tu éxito y mi fracaso. Ambos juntos; los dos por separado.
          No recuerdo si agotamos el vino o si se alargó mucho la velada. Lo que si se es que a tí, debi beberte entero, porque hoy, en Madrid, me veo ensayando guiones con una tremenda resaca encima.


Ragomance 2013

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